El lugar siempre es el primer creador del proyecto y no el arquitecto como muchos piensan. De hecho la idea suele estar en el propio terreno, simplemente hay que ir varias veces, escucharlo, entenderlo y encontrarlo. Pero el proyecto normalmente ya existe.
Lo mismo ha pasado en esta ocasión. Un terreno en un valle precioso, inmenso e infinito. Con vistas al Montgo y al castillo del Ocaive. Un entorno natural pero histórico.
El mensaje del proyecto es una respuesta de mínimo impacto en el paisaje. Constructivamente, un voladizo de más de la mitad de la casa deja respirar y penetrar la naturaleza por debajo de la casa hasta el propio patio interior. Visualmente, la casa se desarrolla a partir de la cota de la calle hacia abajo. Es decir que cuando vas paseando por esa calle arbolada solo ves el valle, las montañas y un plano horizontal de vegetación que es la cubierta de la casa enmarcada en todo su entorno.