Crear un espacio creador es complejo como concepto. Es imaginar un espacio dónde las ideas deben de fluir, donde se debe trabajar con las manos pero también con el intelecto: es mezclar lo místico de un lugar sagrado con la funcionalidad de un garaje americano.

En este caso el proyecto de PLUTO consistía en la extensión de sus talleres para artesanos a una segunda nave colindante. Esta nave estaba completamente diáfana debido a sus grandes dimensiones y abandono. En el momento del encargo, una amiga, Julia, se encontraba en Ucrania en plena invasión rusa y envió una foto que fue bastante inspiradora para el proyecto. Las calles de Kiev amanecían de esta forma:

Por ello se interpretó la estructura existente de la nave como una segunda piel para los futuros talleres. Dentro de esta nave debíamos crear un espacio único, una fortaleza para el arte. Y qué mejor protección en un entorno hostil que unas trincheras.

Las trincheras de sacos de arena sirven en los conflictos para proteger a los atacantes de cada bando. La creación y su arte deben blindarse en una sociedad cada vez más hostil, mercantil y deshumanizada que impide los lugares de creación en sus ciudades. Por ello, se decidió usar el método del superadobe, un método vernáculo de construcción que consiste en el relleno de tierra en sacos de rafia en contínua superposición.

Esta técnica se utiliza para delimitar los talleres y, una vez dentro, una estructura ligera de madera de pino permite a cada artesano hacer suyo el espacio, cubriéndolo, descubriéndolo, significándolo…
Un contraste de límites entre un contorno tectónico como los sacos de superadobe y un interior mucho más liviano, ligero y libre.

Su construcción: